Clase campesina: modo de ser, de vivir y de producir

De los muchos caminos utilizados por la opresión, el obligarnos a vernos con los ojos del opresor es sin duda uno de los más frecuentes. Detrás de él se esconde el racismo, el patriarcado, la pérdida de la conciencia de clase, la destrucción de los lazos de solidaridad, el desprecio por lo propio.


Este libro es un ejercicio lúcido que desnuda la mirada opresora, aquélla que pretende la desaparición del campesinado y de los pueblos de la tierra para convertirlos en agricultores sin identidad ni independencia, al servicio del agronegocio o de lo que el gran capital necesite del campo.


Al mismo tiempo, nos explica los mecanismos de explotación que han posibilitado que, a pesar de ser quienes alimentan y han alimentado al mundo a través de la historia, sean mostrados como ineficientes e improductivos.


El aporte de este texto llega en un momento clave, cuando una nueva ola de “encadenamientos”, “asociaciones” y “cooperaciones” se expande a través de programas gubernamentales que buscan que la capacidad productiva y la identidad campesina -colectiva, histórica, ligada a la responsabilidad por la tierra, por la alimentación sana y por el futuro- desaparezca y sea reemplazada por familias o individuos convertidos -como nos han dicho muchos campesinos de Norte América- en simples peones del agronegocio.


Pero el texto va más allá de la denuncia, entregando herramientas de reflexión sobre el fortalecimiento de la organización, la conciencia, las luchas. Es también un llamado poderoso a fortalecer la identidad campesina como una forma de vivir y producir, y que simultáneamente implica derechos y deberes. Junto al derecho a cultivar y vivir dignamente de ese trabajo, a decidir las formas de producir, reproducir e intercambiar, están los deberes de cuidar la tierra, transmitir los saberes y respetar la naturaleza.