El Tejido de la Rebeldía ¿Qué es el Feminismo Comunitario?
El Tejido de la Rebeldía ¿Qué es el Feminismo Comunitario?, de Julieta Paredes C. y Adriana Guzmán A., es una obra que emerge como un aporte fundamental en los debates contemporáneos sobre el feminismo desde perspectivas decoloniales y comunitarias. Este libro no solo define conceptualmente el feminismo comunitario, sino que también propone una profunda reflexión sobre cómo las luchas feministas pueden articularse con las luchas anticoloniales, anticapitalistas y por la defensa de la vida en sus múltiples expresiones.
Desde sus primeras páginas, las autoras establecen claramente su propósito: presentar el feminismo comunitario como una propuesta política y epistémica que surge desde las experiencias de las mujeres indígenas y campesinas latinoamericanas, especialmente bolivianas. Lejos de ser una mera adaptación del feminismo occidental, el feminismo comunitario se presenta como una cosmovisión alternativa que cuestiona las estructuras del poder colonial, patriarcal y capitalista en sus dimensiones más profundas.
Una de las virtudes principales del libro es su capacidad para entrelazar teoría y práctica. A través de relatos, reflexiones y análisis crítico, Paredes y Guzmán muestran cómo el feminismo comunitario no es solo un concepto abstracto, sino una forma de vida que se teje en los espacios cotidianos de resistencia y construcción colectiva. El texto rescata la importancia de los saberes ancestrales, las prácticas comunitarias y la relación armónica con la Madre Tierra, elementos que contrastan con los modelos extractivistas y mercantilistas que han dominado los sistemas de desarrollo impuestos.
El libro también destaca por su enfoque crítico hacia las lógicas hegemónicas del poder. Las autoras denuncian cómo el colonialismo y el patriarcado han operado de manera conjunta para someter a las mujeres, especialmente a las mujeres indígenas y rurales, y proponen el feminismo comunitario como una herramienta para desmontar estas estructuras de opresión. Este enfoque resuena con las ideas de pedagogía del territorio y las pedagogías de la ancestralidad, donde el conocimiento emerge de la interacción con el entorno y se construye colectivamente.
Otro punto importante es la atención al proceso de construcción de comunidad desde una perspectiva feminista. El libro analiza cómo las mujeres comunitarias están recuperando espacios de toma de decisiones, fortaleciendo redes de apoyo mutuo y desarrollando prácticas económicas y sociales alternativas basadas en la reciprocidad y la complementariedad. Estas reflexiones refuerzan la idea de que la verdadera liberación no se limita a la igualdad formal, sino que implica la transformación radical de las relaciones sociales, económicas y ecológicas.
En cuanto al estilo, el lenguaje utilizado es accesible y directo, evitando tecnicismos innecesarios sin perder profundidad conceptual. Las autoras logran explicar conceptos complejos con claridad, utilizando ejemplos concretos de experiencias reales que facilitan la comprensión y aplicación de los conceptos en contextos diversos.
En conjunto, El Tejido de la Rebeldía cumple sobradamente su cometido: ofrece una mirada integral y contextualizada sobre el feminismo comunitario como alternativa transformadora a los modelos hegemónicos. Por su enfoque decolonial, su compromiso con la justicia social y su visión crítica del poder en la construcción de lo común, esta obra se convierte en una lectura indispensable para quienes buscan construir alternativas reales al sistema patriarcal y colonial. Una contribución valiosa para imaginar y construir mundos donde quepan muchos mundos, donde el feminismo no sea solo una lucha por la igualdad de género, sino por la liberación de toda forma de opresión y la construcción de una vida digna para todas las personas y la Madre Tierra.
Desde sus primeras páginas, las autoras establecen claramente su propósito: presentar el feminismo comunitario como una propuesta política y epistémica que surge desde las experiencias de las mujeres indígenas y campesinas latinoamericanas, especialmente bolivianas. Lejos de ser una mera adaptación del feminismo occidental, el feminismo comunitario se presenta como una cosmovisión alternativa que cuestiona las estructuras del poder colonial, patriarcal y capitalista en sus dimensiones más profundas.
Una de las virtudes principales del libro es su capacidad para entrelazar teoría y práctica. A través de relatos, reflexiones y análisis crítico, Paredes y Guzmán muestran cómo el feminismo comunitario no es solo un concepto abstracto, sino una forma de vida que se teje en los espacios cotidianos de resistencia y construcción colectiva. El texto rescata la importancia de los saberes ancestrales, las prácticas comunitarias y la relación armónica con la Madre Tierra, elementos que contrastan con los modelos extractivistas y mercantilistas que han dominado los sistemas de desarrollo impuestos.
El libro también destaca por su enfoque crítico hacia las lógicas hegemónicas del poder. Las autoras denuncian cómo el colonialismo y el patriarcado han operado de manera conjunta para someter a las mujeres, especialmente a las mujeres indígenas y rurales, y proponen el feminismo comunitario como una herramienta para desmontar estas estructuras de opresión. Este enfoque resuena con las ideas de pedagogía del territorio y las pedagogías de la ancestralidad, donde el conocimiento emerge de la interacción con el entorno y se construye colectivamente.
Otro punto importante es la atención al proceso de construcción de comunidad desde una perspectiva feminista. El libro analiza cómo las mujeres comunitarias están recuperando espacios de toma de decisiones, fortaleciendo redes de apoyo mutuo y desarrollando prácticas económicas y sociales alternativas basadas en la reciprocidad y la complementariedad. Estas reflexiones refuerzan la idea de que la verdadera liberación no se limita a la igualdad formal, sino que implica la transformación radical de las relaciones sociales, económicas y ecológicas.
En cuanto al estilo, el lenguaje utilizado es accesible y directo, evitando tecnicismos innecesarios sin perder profundidad conceptual. Las autoras logran explicar conceptos complejos con claridad, utilizando ejemplos concretos de experiencias reales que facilitan la comprensión y aplicación de los conceptos en contextos diversos.
En conjunto, El Tejido de la Rebeldía cumple sobradamente su cometido: ofrece una mirada integral y contextualizada sobre el feminismo comunitario como alternativa transformadora a los modelos hegemónicos. Por su enfoque decolonial, su compromiso con la justicia social y su visión crítica del poder en la construcción de lo común, esta obra se convierte en una lectura indispensable para quienes buscan construir alternativas reales al sistema patriarcal y colonial. Una contribución valiosa para imaginar y construir mundos donde quepan muchos mundos, donde el feminismo no sea solo una lucha por la igualdad de género, sino por la liberación de toda forma de opresión y la construcción de una vida digna para todas las personas y la Madre Tierra.